Ocurrió en un paciente al que le trasplantaron la médula de un individuo inmune a la mayoría de las cepas del virus del sida.
Berlin.- Una luz de esperanza en el difícil camino hacia la búsqueda de una cura para el sida se prendió esta semana en Berlín. Investigadores del hospital La Charité acaban de anunciar que un hombre que sufría de leucemia y estaba infectado de VIH no presenta ningún rastro de ninguna de las dos enfermedades después de que, hace dos años, se lo sometiera a un particular trasplante de médula. La noticia ha sido recibida con enorme entusiasmo por la comunidad científica internacional, ya que despierta esperanzas de poder neutralizar el virus. Sin embargo, los médicos alemanes advierten que todavía falta mucho tiempo para cantar victoria.
Según una reconstrucción realizada por el profesor Eckhard Thiel, director de la clínica de Hematología y Oncología, el paciente, un ciudadano estadounidense de 42 años que vive en esta ciudad, estaba enfermo de leucemia y por esto concurrió a consultar con su equipo. El enfermo presentaba, además, la complicación de ser VIH positivo, y tomaba por ello medicamentos que inhiben la expresión del sida.
Según indica el protocolo, los médicos decidieron realizarle un trasplante de médula para curar la leucemia. Pero no se limitaron a esto: gracias a una idea brillante del hematólogo Gero Hütter, de 39 años, decidieron buscar un donante especial que tuviera una mutación genética conocida como Delta 32, que vuelve inmunes contra la mayoría de las cepas del VIH a sus poseedores
Quienes poseen esta particular mutación carecen de receptor, algo así como una puerta o un sendero celular llamado CCR5, que el virus del sida aprovecha para ingresar en las células que infecta, los linfocitos T y los macrófagos del sistema inmunológico. Hace algunos años, unos investigadores habían constatado que las personas que heredan esta mutación (solamente en entre el 1 y el 3% de la población europea) son casi inmunes a la enfermedad.
"Entonces, me acordé de algo que había leído hace años sobre el caso de una prostituta africana -dijo Hütter, en ocasión de la conferencia de prensa-. Ella era inmune al VIH y todos los indicios llevaban a que esta mujer tenía una protección genética, que fue justamente esta mutación del gen Delta 32." Un accidente afortunado
De allí en más, la suerte desempeñó un papel fundamental, ya que los investigadores encontraron efectivamente una persona, entre los donantes de médula compatibles, que había heredado la mutación deseada de ambos padres. "Elegimos a este donante con la esperanza de que después del trasplante las células madre pudieran también hacer desaparecer la infección del VIH", explicó Hütter.
Para que el VIH pueda entrar en las células de una persona, tiene que acoplarse con el receptor CCR5, pero las personas que tienen la mutación Delta 32 carecen de esos receptores en la superficie de las células, de tal manera que el VIH no puede entrar.
Cuando el paciente comenzó a hacerse el tratamiento en La Charité, hacía más de diez años que vivía con VIH. Sin embargo, también gracias a los medicamentos antirretrovirales, todavía no había desarrollado el sida. En todo caso, la leucemia no era consecuencia directa de la infección.
Luego del trasplante de médula, los médicos le aconsejaron que suspendiera el tratamiento con antirretrovirales porque temían que éstos pudieran dañar también las células de la médula recién implantada.
Durante todo este tiempo, el paciente fue continuamente observado para reanudar el tratamiento farmacológico en caso de que el virus reapareciera. Normalmente, el retiro de la medicación lleva a que el VIH se multiplique y se propague en un par de semanas. Sin embargo, hasta hoy, a más de 20 meses del trasplante, los especialistas no han podido encontrar ningún rastro del VIH en el paciente.
"Me sorprendí muchísimo -dijo Hütter-. Fue fundamental después del trasplante suspender momentáneamente los medicamentos que durante 10 años habían mantenido bajo control el sida. Esto implicaba muchos riesgos y el paciente podía morir."
Rolph Tauber, director de investigaciones de La Charité, ha comentado así el resultado: "Es un caso muy interesante para la investigación, pero quien quiera darles esperanzas a millones de enfermos de sida con estos resultados se está comportando de manera irresponsable. Sin embargo, este caso subraya la importancia clave del gen CCR5 en la transmisión y el desarrollo del VIH".
Asimismo, el hospital quiso recordar en un comunicado que ya existen medicamentos autorizados que bloquean el CCR5 y que se está experimentando con ellos.
Los expertos habían esperado mucho tiempo antes de hacer público este resultado y habrían esperado más para confirmar sus resultados. Pero el pasado fin de semana, el Wall Street Journal hizo público el descubrimiento en un gran artículo. La noticia empezó a rebotar sin control de un extremo al otro del planeta y, para aclarar las dudas, los médicos del hospital La Charité se vieron obligados a convocar a una conferencia de prensa en una sala del hospital.
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